Rosa Mª García Vázquez |
La ciudad,
llena de avenidas y pasajes,
inventa atajos de parque a parque.
El boceto que emborrona
transforma dibujos
en tinta con azules metálicos.
En la urbe
las niñas nunca serán madres
y los niños jamás se harán hombres.
La gris humanidad
combate por alcanzar
un instante en la historia,
mientras,
los decapitados jinetes
juegan al azar
con sus amarillas almas.
Una ciudad de la que mejor será alejarnos.
ResponderEliminarPero hay tantas iguales que, acaso, cada un@ tenga la propia...
Besos