Amarillo otoño

Renovarse o morir, prefiero renovarme.

La estación de la renovación dicen que es la primavera, pero para mí es el otoño.

En el otoño se pierde lo viejo, lo usado, lo gastado; y surge lo útil,lo productivo,lo reproductor.

Caen las hojas antes verdes y ahora amarillas tras haber gastado toda su clorofílica fuerza.Surge el fruto, la semilla que hará que sobrevivan los animales que de ellos se alimenten y la planta en sí misma.

Cambia el ritmo vital que se hace más pausado,más económico, más práctico.

Alcanza la planta la madurez con los primeros fríos.

También mis ritmos vitales han madurado con las primeras tormentas y hay serenidad en mis pasos, mi voz y mi mirada;ahora sé que siempre habrá tiempo para lo que de verdad importa, ahora he fructificado porque no busco más, no pido más, lo tengo todo porque me tengo a mí misma; he podido abandonar y abandonarme.

¿Qué puedes ofrecerme?¿Qué puedo darte?

Aquí estoy, desnuda mi alma sin hojas.He aquí mi fruto: yo misma.

Mis raíces son profundas, mi tronco es fuerte y recio, mis ramas gráciles y alegres; a mis pies rodaron mis semillas.

Espero el paso del invierno bajo la fría y suave nieve y surgirán pequeñas plantas de mis semillas.

Soñaré este invierno y quizás haya un nuevo renacer, una primavera,pero será una lucha desenfrenada por conseguir denuevo algún fruto de otoño.

Los ciclos se cierran y repiten, la tierra y las estaciones giran, pero el principio es una semilla y el final es un fruto,un fruto de otoño.