No hay nada dentro de las ropas de los viandantes:
todos somos jinetes sin cabeza
cabalgando sobre cuentas corrientes e hipotecas…
Con papel limpiamos las miserias
y envolvemos de regalo la ciudad.
Algunas veces, sin embargo,
el sol atraviesa los humos,
alguien se vuelve y te sonríe,
pero el miedo te obliga a escapar.
Apocalíptico... pero tristemente real. Me has hecho recordar "Poeta en Nueva York" :)
ResponderEliminarbesos
mmmmm el camino...la vida...creemos que somos tan grandes...y en realidad somos bien pequeñitos y a veces nos olvidamos de vivir...
ResponderEliminarBesote
Demasiado a menudo, preferimos no ver.
ResponderEliminarUn beso con los ojos abiertos.