EL CAMINANTE
Un caminante llegó a un pueblo donde todos eran felices.
Se acercó a un anciano y le preguntó por el secreto de la felicidad de esta comunidad.
El anciano, pensativo, decidió consultar con otros antes de darle una respuesta.
Convocaron asamblea y todos los habitantes se reunieron en la plaza.
Al presentar la cuestión hubo quien preguntó qué era la felicidad.
Algunos aseguraron ser felices porque no pedían nada a la vida, otros aseguraron que ya tenían todo lo que podían desear.
Tanto se dilató la cuestión que establecieron normas y criterios para el debate; aun así,
llegó un momento en sus voces se alzaron unas contra otras.
El caminante se marchó pensando que no debemos cuestionar lo que disfrutamos o podríamos perderlo.
Un caminante llegó a un pueblo donde todos eran felices.
Se acercó a un anciano y le preguntó por el secreto de la felicidad de esta comunidad.
El anciano, pensativo, decidió consultar con otros antes de darle una respuesta.
Convocaron asamblea y todos los habitantes se reunieron en la plaza.
Al presentar la cuestión hubo quien preguntó qué era la felicidad.
Algunos aseguraron ser felices porque no pedían nada a la vida, otros aseguraron que ya tenían todo lo que podían desear.
Tanto se dilató la cuestión que establecieron normas y criterios para el debate; aun así,
llegó un momento en sus voces se alzaron unas contra otras.
El caminante se marchó pensando que no debemos cuestionar lo que disfrutamos o podríamos perderlo.
A veces hay que cuestionarse lo que uno tiene en verdad para,también, poder conservarlo...
ResponderEliminarUn beso.;-)