EL ABUELO
La pequeña está jugando a las casitas en un rincón del comedor, un macetero con pilastras hace de mesita para su pequeña silla sevillana de enea.
Bebe aire de café de su tacita y come aire de pastel de su platito.
Se levanta y le lleva al abuelo un trozo para que lo pruebe. Lo deja en sus rodillas y vuelve a guisar en su esquina.
Va y viene al sillón de mimbre con ese cojín de cretona en el que está sentado el abuelo.
El recoge la minúscula vajilla y prueba sus dulces e imaginarios guisos regalándole pequeñas caricias mientras hace un migote de pan en el tazón de leche.
La niña juega, va y viene: “Toma abuelo”
El tazón de leche se vuelca sobre la mesa, la cucharilla cae al suelo; pero el ruido no despierta al abuelo.
El se ha dormido y no despierta. La pequeña echa la cabeza sobre sus rodillas sin saber que el anciano ya nunca estará con ella
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Alguien habrá que algo dirá.