
Desde la torre las campanas llaman al ángelus y piden flores para la patrona.
Intentando contagiarme de esta explosión de pasión, he comprado unas flores y sigo a
la gente.
No las cogí en el campo ni en mi jardín, mi ramo es un artififio como mi presencia
en las filas que se dirigen a la iglesia.

Hoy han vuelto al pueblo los que se marcharon a trabajar o a estudiar fuera, los
se casaron y regresan siendo una familia.
Y se llenan las calles de pintorescos forasteros y otros que se empadronaron sólo para vacaciones y fines de semana; los de la capital, como yo.

Los abuelos reúnen a la familia y se echa de menos a los que se fueron, aunque se disfruta con los nuevos miembros que van llegando.

Todo el pueblo sigue la carreta del estandarte.
Se canta, se ríe y se bebe...
La virgen llega en andas a la ermita.
Todos callan y rezan una oración.
Yo también, por qué no,yo también pido una gracia.
Hay que mantener las tradiciones en los pueblos y sacar las imágenes en romería es una de ellas.Por supuesto que tenemos que aprovechar esos momentos para pedir alguna gracia, aunque sea una vez al año. Gracias por difundirlo. Un abrazo
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